Este
paradigmático proyecto de Parque Fluvial en Constitución se presenta como una oportunidad país para revertir la
desgracia con medidas correctivas oportunas.
De
alguna forma, lo que se quiere remediar es la debilidad ancestral que en
materia de planificación u ordenamiento territorial ha caracterizado a gran
parte de las ciudades chilenas y sobretodo el desconocimiento y la poca
valoración de los aspectos naturales en los procesos de planificación.
El
país está lleno de “desastres naturales” que son más bien desastres humanos, o
crisis por causas humanas, es decir, haber ocupado territorios desconociendo
por completo los procesos naturales propios del territorio.
A
esto habría que agregar también el desconocimiento del valor del paisaje en la
implantación de los centros habitados.
Se
presenta, en este caso al igual que para las otras comunidades afectadas por
los eventos del 27F, la oportunidad de instalar un modelo replicable
no solo para las ciudades y localidades que han sufrido los embates de la
naturaleza, sino un modelo correctivo para el resto de las ciudades del país,
en el sentido de que los instrumentos de planificación empiecen a considerar
los fenómenos naturales, la geografía y el paisaje como dato de partida para su
desarrollo que debe ser según los nuevos paradigmas globales, es decir, generar
ciudades sustentables, resilientes y amigables con su entorno.